La almunia del Castillejo de Monteagudo fue una gran finca de recreo propiedad del estado musulmán, con algo más de 1.000 tahúllas excluyendo las tierras yermas. En su interior hubo huertas y áreas de secano junto a zonas de bosque y almarjal e incluso viñas, según informa la documentación del siglo XIII. Contaba con un palacio fortificado en alto y una gran alberca (161 x 136 m) en el llano, utilizada para el riego y para actividades lúdicas, rodeada de acequias, acueductos, torres, edificios residenciales y pabellones. como era habitual, esta almunia tuvo una triple función: económica, como explotación agropecuaria; residencial, por ser palacio de recreo en determinadas épocas o días del año y, finalmente, protocolaria, como lugar donde se celebraban audiencias y encuentros con embajadores y dignatarios.
وكم قصرنا زمنا للسعد في قصر ابن سعد بالسرور والهنا
¡Qué deliciosos momentos de felicidad y bienestar pasamos en Qaṣr Ibn Saʿd!
Al-Qarṭāŷannī (s. XII)
Historia de la finca
Recibió el nombre de Qaṣr Ibn Saʿd en alusión a Muhammad Ibn Sa’d ibn Mardanīš (1147-1171), quien hizo de ella el emblema de su poder, alcanzando entonces su máximo esplendor. Devastada por los almohades en sus campañas contra Ibn Mardanīš, la arqueología ha demostrado que, sobre los niveles de destrucción de los edificios del siglo XII se alzaron otros de nueva planta que se pueden fechar a finales de ese mismo siglo o principios del XIII. Después de la conquista castellana de 1243, Alfonso X y su corte residieron en ella durante los meses de mayo y junio de 1257, según demuestran los documentos que allí firmó. Tras la sublevación y posterior represión de los mudéjares (1264-66), Alfonso X le dio a su esposa doña Violante esta finca en concepto de donadío. En 1314, Fernando IV concedió el Real de Monteagudo, nombre que recibía esta propiedad en época cristiana, a la Iglesia de Cartagena.
La destrucción almohade de la finca
Ibn Ṣāḥib al-Ṣalā, cronista de los almohades, al relatarnos las campañas de estos contra Murcia, menciona dos veces la residencia campestre de Ibn Mardanīš. En 1165 los almohades llegaron al llano de Murcia
y se instalaron allí, celebrando la Fiesta del Sacrificio en sus vaguadas (abāṭiḥ) y lugares de asueto, en la residencia (maqarr) y refugio (dār mafarr) del Rey Lobo, a la vista de ellos, en las afueras (ẓāhir) de Murcia, devastando sus huertos (basātīn) y permitiéndose toda clase de licencias en los herbazales (rāḥ) y arrayanes (rayāḥīn) de sus lugares de esparcimiento. Y rastrearon aquellos parajes (asqāʿ), entregándose a la destrucción y saqueo de Tudmīr en toda su extensión.
Cinco años más tarde, en 1170, al comienzo de la segunda campaña, la misma crónica nos informa que los almohades sitiaron la ciudad de Murcia, y se apoderaron
de Ḥiṣn al-Farāŷ, que era el lugar de recreo de Ibn Mardanīš, adueñándose de los corrales y establos (marābiḍāt) y huertos (basātīn), y de los llanos (basā’iṭ) y alquerías (qurà) contiguos, de la zona próxima a aquel lugar.
Traducción: Robert Pocklington